Presentación
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Museo-Mausoleo o Cementerio de Arte

 Morille (Salamanca)

 

 

 

 

El Museo-Mausoleo de Morille surgió a propuesta de los artistas Domingo Sánchez Blanco y Javier Utray, cuya idea germinal fue acogida y aprobada por el Pleno del Ayuntamiento de Morille (Salamanca), en sesión celebrada el día 11 de abril de 2005. En dicho plenario se aprobó destinar una parcela de 75.950 m2 a la creación de un Museo-Mausoleo (la nº 26 del Polígono 502 del término municipal), que el Consistorio consideraba de titularidad Municipal. Comprobándose más tarde que dicho terreno era en realidad Patrimonio del Estado Español, éste, a través del Ministerio de Economía y Hacienda, firmó un acuerdo con el Ayuntamiento de Morille, por el que cedía gratuitamente y de manera indefinida dicho espacio, siempre y cuando se mantuviera el uso cultural de Museo-Mausoleo: quedaba así formalizado y asegurado para la posteridad el conocido como Cementerio de Arte de Morille.

Tras el fallecimiento de Javier Utray, el Museo-Mausoleo continúa su andadura capitaneado por Domingo Sánchez Blanco, regido por una gestora (en la que se integra el Ayuntamiento de Morille y otras instituciones, entidades y colectivos) y apoyado por un amplio voluntariado social, en el que destaca la participación de los vecinos de Morille.

A finales de octubre de 2020, eran 59 los enterramientos efectuados en el Museo-Mausoleo, entre los que se cuentan piezas, proyectos o iniciativas, ya sean individuales o colectivos. Los nombres de Pierre Klossowski, Fernando Arrabal, José Luis Coomonte, Miguel Herberg, Germán Coppini, Vicente del Bosque, Juan Hidalgo, Fernando Higueras, Isidoro Valcárcel Medina, Esther Ferrer (los dos últimos Premios Nacionales de Artes Plásticas), entre otros muchos, están indisolublemente unidos al Museo-Mausoleo de Morille.

 

El Museo-Mausoleo es una propuesta polémica, plural y, a la vez (por su medida heterogeneidad), plenamente armónica. Para unos se trata de un “depósito permanente de arte”; para otros de un “museo-mausoleo”, de un “centro de arte subterráneo” y también de un “museo cóncavo”; si bien la denominación de “cementerio de arte” se ha impuesto como denominación popular, quizá por la contundencia del sintagma.

En cualquier caso, la pluralidad de enfoques sitúa al Museo-Mausoleo de Morille precisamente en la encrucijada que discute la esencia misma de la creación artística (su naturaleza y función social, entre otras consideraciones), no exenta de una evidente dimensión crítica respecto a los fundamentos de la museística actual.

El número de visitas de este peculiar Museo aumenta de día en día. En el mes de octubre de 2020 tres equipos distintos de Televisión Española, en semanas sucesivas, se desplazaron a Morille para realizar sendos reportajes sobre la iniciativa. No solo los periódicos locales y regionales sino también los de tirada nacional le han dedicado reportajes de manera regular. El País lo colocó en portada de su sección El Viajero como destino recomendado. Y hace algunas semanas el mismo periódico lo seleccionaba, en un reportaje sobre la Vanguardia Rural, para situarlo al lado de iniciativas señeras a nivel internacional. En efecto, el arraigo del Cementerio de Arte en la ruralidad, su poder para generar proyectos, transversalidades cooperativas en muy distintos ámbitos, progreso y empleo, lo colocan como referencia de alto valor en eso que Sergio del Molino (quien también le dedicó un extenso artículo en el diario El País) ha llamado “la España vacía”. 

Basta colocar “Cementerio de Arte” en google para percibir la abrumadora presencia del proyecto en las redes.