Javier Utray entierra su coche, un Pontiac. Coche mítico con el que visitaba el Museo del Prado (los alrededores) acompañado de Carlos Alcolea.
Javier Utray realizó asimismo una instalación en directo de corbatas colgadas de un árbol.
Javier Utray (Madrid, 1945-2008) es uno de los principales protagonistas de la incorporación del arte español a las tendencias internacionales del último cuarto del siglo XX y relevante compañero en la escena madrileña de los setenta. Pintor, arquitecto, músico y escritor, en cada una de estas distintas y rigurosas disciplinas ha dejado muestras deslumbrantes que atestiguan cuál es su cualidad principal: la inteligencia. Sin duda, uno de los personajes más singulares, estimulantes e irrepetibles que han cruzado la escena madrileña de las tres últimas décadas. Tocó, con brillante y paradójica invención, los palos más diversos, desde la arquitectura a la poesía, las acciones, la fabulación objetual, la instalación o la prolongación de la pintura por otros medios; también la música. Sin embargo, diletante irredento, no se prodigó en demasía en ninguno de ellos. Su período de producción más extensa fue, en el curso de los noventa, el de aquellas series pictóricas que se jactaba de encargar por teléfono. Y, aún así, sería, ante todo, encrucijada y catalizador de incontables historias, un impulso esencial en el aliento de otros muchos creadores de su entorno.