José Antonio Arribas Avilés (Madrid, 1943-Valladolid, 2013) fue pintor y escritor destacado. Nacido en Madrid, aunque descendiente de la localidad terrarevalense de Palacios de Goda, el artista se afincó en Arévalo a finales de los años setenta. Entonces
creó la Bienal Internacional de Pintura Ciudad de Arévalo, un evento que se consolidó en la década de los ochenta y que supuso un cambio en la forma de ver la cultura en la villa abulense, con exposiciones de categoría internacional, que atrajeron a los mejores críticos de arte. Asimismo, durante esa época, formó parte de la asociación cultural El Terral, de la que llegó a ser presidente.
Posteriormente, colaboró con el municipio en la organización de importantes exposiciones en la iglesia de San Miguel, que se celebraban dentro del programa «Arévalo Cultural» y que completaba la Feria de Muestras. En su faceta crítica, ha sido articulista colaborador en la revista «La Llanura», que edita la asociación de Cultura y Patrimonio La Alhóndiga.
Inició su primer contacto con la pintura junto al maestro canario José Aguiar. Se formó en el Círculo de Bellas Artes y la Escuela de Artes Aplicadas, culminado su fase académica hacia 1974. Dos años más tarde, se inicia con la «Serie Roja», un ciclo dedicado al informalismo matérico, atento, limpio, con esmerada factura, en su caso, y trabajando el óleo sobre temple en un modelado de las superficies que, como extremo, cae en lo escultórico.
Con estas premisas, desde 1983, su pintura se inscribe en una figuración de temáticas castellanistas, series de casas, desvanes, fachadas y corralones, desde la óptica siempre de un realismo poético, para algunos hiperrealista. En 1990, en su serie «Desastres Iconográficos», se abre a una mayor internacionalización de su temática figurativa.
«Ha trabajado con el sosiego de un artesano, armonizando el impulso ciego con el quehacer reflexivo, y el horror inicial ha perdido, durante el proceso creador, toda su virulencia», dijo de él el poeta José Hierro.
Restauró más de 500 obras antiguas y modernas, aparte de publicar el libro de poesía «Alcaraván y asfalto», y firmar numerosos artículos, en los últimos años en la revista «La llanura», de la asociación La Alhóndiga.
Fernando Martin, amigo de su hija, le define como «un pintor de raza, apasionado, de carácter alegre», y cita: «No le importó nunca el dinero, era un pintor de verdad, toda la vida sobreviviendo de la pintura y no ha tenido la oportunidad de disfrutarlo».