El Sábado Santo, 20 de abril de 2019, se enterraron en el Museo
Mausoleo de Morille, Salamanca, dos mentiras, una corresponde a la Iglesia
Católica y la otra se encuentra alojada en el Diccionario de la Real Academia
de la Lengua Española, RAE.
La
fecha del Sábado Santo no es inocente, lleva pensada desde hace casi un año,
fecha de la invitación, coincidente con la conmemoración de Jesús en el
sepulcro y su descenso al Abismo. Del Jesús histórico prácticamente no se sabe
nada, pero de lo que no cabe duda es que nos legó la oración del Padrenuestro.
El pueblo llano en aquella época hablaba en arameo y con el paso del tiempo nos
ha llegado tergiversado el último verbo. En la inmensa mayoría de las Iglesias,
no ya católicas, sino cristianas de la Tierra se dice “líbranos del mal”,
cuando en arameo se decía, “y no nos envíes el mal”. Este cambio de verbo
modifica toda la Teología Católica, pues no es lo mismo librar que enviar,
quien envía es como se dice en la Liturgia, el “Padre bueno” y eso no está bien
visto ni se puede permitir en un Ser adornado de perfección y hecho a los
intereses de los hombres.
Sin
entrar en discusiones y para los que se sientan ofendidos, se recomienda que se
lea el libro más importante del Antiguo Testamento, a decir por estudiosos y
eruditos, el “Libro de Job”, todo el libro se puede resumir en el cambio del
Padrenuestro. El mal es enviado o puede ser enviado para ver cómo el hombre se
enfrenta a esa nueva situación.
Formalmente
en el Museo se enterrarán tres versiones del Padrenuestro, la original con
grafía de arameo, la cantada en latín y la corregida. Los que asistan al
Entierro deberán acudir a la puerta de la Iglesia del pueblo a las 12:00 h y
desde allí se irá en procesión leyendo el Padrenuestro (opcional) y cada 7
lecturas se hará un descanso de 300 segundos, que es lo que dura la
reverberación de un golpe, con un mango de madera, a un cuenco tibetano con un
orificio en el centro. Al llegar al lugar seleccionado se enterrarán las tres
versiones en papel, en forma de pirámide truncada y después se rociará polvo de
arcilla con un alto grado de plasticidad, recogida en Villalba de la Sierra,
Cuenca. La arcilla con la humedad cohesionará la pirámide temporalmente,
sabiendo que en breve tiempo el papel se disolverá con la tierra, cual cenizas.
Parafraseando
a A. Jorn, lo que hemos hecho es una mentira para ocultar una verdad en pos de
una supuesta perfección y cincelada a lo largo de siglos.
El
segundo entierro es una cuestión de creencia y últimamente de evidencias, más
que de fe. En nuestros diccionarios podemos buscar la palabra inanimado, da. Para desenmascarar su
definición actual y su mala traducción etimológica del latín, primero nos vamos
a remitir al pensamiento hilozoísta de Leonardo da Vinci. El hilozoísmo (del
griego hyle, materia, y zoe, vida) es una doctrina filosófica
según la cual la materia está dotada de la capacidad de actuar. Designa una
concepción del mundo atribuida a los primeros filósofos milesios (como por
ejemplo Tales) en la primera parte del siglo VI a. C. Estos presocráticos
intuyen a la naturaleza como algo animado, por lo que también se podría definir
como la consideración de que toda la materia que se encuentra en el Universo
está poseída de alma. Luego bajo esta concepción la palabra inanimado no tiene
sentido de existir.
Entrando
en el mundo de los diccionarios nos encontramos que nuestra RAE, en su versión
actualizada de 2018 la define:
inanimado,
da
Del
lat. tardíoinanimātus.
1.
adj. Que no tiene alma (‖
principio de la vida).
2.
adj. Que no tiene alma (‖
principio sensitivo animal y vegetativo).
Los
diccionarios no dejan de ser unos tratados también de creencias, lo mismo creen
en Dios que en el alma y se aventuran a ser jueces y decir quién tiene alma y
quién no.
Antes
de esta versión actualizada, en el 2005, se obviaba su etimología y se traducía
por: adj. Que no tiene vida. Una piedra
es un objeto inanimado.
El
famoso María Moliner: («Ser») sdj. Se aplica a los seres que no son animales ni
vegetales. 1975.
La
Editorial Labor, en su edición de 1976, menciona su etimología pero luego hace
omisión de ella y se queda en que: no tiene vida. Bien visto podríamos llegar a la conclusión
que alma es igual a vida.
El
Diccionario Enciclopédico Espasa en la edición de 1987, nos da otro enfoque más
sustancial: Que no tiene alma, en la acepción de substancia espiritual y
también principio sensitivo de los animales.
La
edición de 1971 del “Webster´sThird New International Dictionary” también hace
la equivalencia de vida y espíritu.
Otros
diccionarios extranjeros consultados también la definen como ausencia de vida.
A
tenor de los últimos avances científicos estas definiciones no se sostienen,
como por ejemplo la comunicación entre los árboles tanto a nivel subterráneo
como terrestre, o el más increíble de los procesos con el agua visto por
humanos, como es su autoclonación, quedando para la ciencia el descubrir el
proceso a nivel de laboratorio.
El
ser humano en su afán de antropocentrismo se ha creído el eje y la cima de la
creación, repartiendo a su conveniencia cualquier clase de título, incluido el
de alma. Sin saber que el alma, por el hecho de haber nacido todo sobre la faz
del Universo lo tiene, otra cosa bien distinta es el espíritu que hay que
trabajarlo para aumentarlo, cual espiral con desarrollo infinito.
En
el Cementerio se enterrará un ejemplar del Diccionario del Estudiante de la
RAE. Ya que el lema de la Institución es “Limpia Fija y de Esplendor”, no
estaría mal que fijase un pensamiento con 2500 años de antigüedad.